HIPERACTIVIDAD EN NIÑOS PREESCOLARES
La hiperactividad es un trastorno de la conducta de los niños, descrito por primera vez en 1902, por
Still. Se trata de niños que desarrollan una intensa actividad motora, que se
mueven continuamente, sin que toda esta actividad tenga un propósito. Van de un
lado para otro, pudiendo comenzar alguna tarea, pero que abandonan rápidamente
para comenzar otra, que a su vez, vuelven a dejar inacabada. Esta
hiperactividad aumenta cuando están en presencia de otras personas,
especialmente con las que no mantienen relaciones frecuentes. Por el contrario,
disminuye la actividad cuando están solos.
Perfil de un niño hiperactivo:
Según Still, estos niños son
especialmente problemáticos, poseen un espíritu destructivo, son insensibles a
los castigos, inquietos y
nerviosos. También son niños difíciles de educar, ya que pocas veces pueden
mantener durante mucho tiempo la atención puesta en algo, con lo que suelen
tener problemas de rendimiento escolar a pesar de tener un cociente intelectual
normal.
Son muy impulsivos y desobedientes, no
suelen hacer lo que sus padres o maestros les indican, o incluso hacen lo
contrario de lo que se les dice. Son muy tercos y obstinados, a la vez que
tienen un umbral muy bajo de tolerancia a las frustraciones, con lo que
insisten mucho hasta lograr lo que desean. Esto unido a sus estados de ánimos
bruscos e intensos y a su temperamento impulsivo y fácilmente excitable, hace
que creen frecuentes tensiones en casa o en el colegio. En general, son
niños incapaces de estarse quietos en los momentos que es necesario que lo
estén. Un niño, que se mueva mucho a la hora del recreo y en momentos de juego, es normal. A
estos niños, lo que les ocurre es que no se están quietos en clase o en otras
tareas concretas.
Causas:
Indicadores de hiperactividad según la edad:
·
De 0 a 2 años. Descargas
clónicas durante el sueño, problemas en
el ritmo del sueño y durante la comida, períodos cortos de sueño y despertar
sobresaltado, resistencia a los cuidados habituales, reactividad elevada a los
estímulos auditivos e irritabilidad.
·
De 2 a 3 años. Inmadurez en
el lenguaje expresivo,
actividad motora excesiva, escasa conciencia de peligro y propensión a sufrir
numerosos accidentes.
·
De 4 a 5 años. Problemas de
adaptación social, desobediencia y dificultades en el seguimiento de
normas.
·
A partir de 6 años. Impulsividad,
déficit de atención, fracaso escolar,
comportamientos antisociales y problemas de adaptación social.
Síntomas en un niño hiperactivo
Los síntomas pueden ser clasificados según el déficit de atención,
hiperactividad e impulsividad:
·
Dificultad para resistir a la distracción.
·
Dificultad para mantener la atención en una tarea larga.
·
Dificultad para atender selectivamente.
·
Dificultad para explorar estímulos complejos de una manera ordenada.
·
Actividad motora excesiva o inapropiada.
·
Dificultad para acabar tareas ya empezadas.
·
Dificultad para mantenerse sentados y/o quietos en una silla.
·
Presencia de conductas disruptivas (con carácter destructivo).
·
Incapacidad para inhibir conductas: dicen siempre lo que piensan, no se
reprimen.
·
Incapacidad para aplazar las cosas gratificantes: no pueden dejar de
hacer las cosas que les gusta en primer lugar y aplazan todo lo que pueden los deberes y obligaciones. Siempre acaban haciendo primero aquello que
quieren.
·
Impulsividad cognitiva: precipitación, incluso a nivel de pensamiento.
En los juegos es fácil ganarles por este motivo, pues no piensan las cosas dos
veces antes de actuar, no prevén, e incluso contestan a las preguntas antes de
que se formulen.
Consecuencias en la familia con un niño hiperactivo
Los padres suelen definir a un hijo
hiperactivo como inmaduro, maleducado y gamberro. Sus comportamientos generan
conflictos en la familia, desaprobación y rechazo. Son irritantes y frustrantes
en cuanto al éxito educativo de los padres, y algunos niños tienden al
aislamiento social. Este trastorno ya se detecta antes de los 7 años y unos tienen
síntomas más graves que otros. Una cosa que hay que tener en cuenta, es que si
los padres riñen exageradamente al niño hiperactivo, pueden estar fomentando un
déficit de autoestima por su parte (sobretodo si lo critican por todo lo que hace) y
realimentan el trastorno, ya que el pequeño acabará por no esforzarse por
portarse bien, pues verá que siempre acaban regañándole haga lo que haga.
El papel de los padres
Marta es madre de un niño de 7 años diagnosticado con síntomas de
Hiperactividad ADH y Déficit de Atención ADD. Marta recuerda lo duros que
fueron los comienzos de escolaridad de su hijo. “Recibía quejas de la profesora
continuamente, que si molestaba en clase, que si no atendía ni obedecía, que si
no terminaba las tareas, que si se rebelaba contra las profesoras… Gracias a
Dios encontramos un centro donde acudir. Allí nos informaron de lo que le pasaba
al niño, conocimos otras familias en la misma situación y con tiempo y
paciencia mi hijo está terminando el curso con una actitud muchísimo mejor, no
sólo a nivel educativo, también social, lúdico, etc.”.
Juan Pedro Valencia opina que debido a la desinformación sobre este
problema, muchos padres consideran que sus hijos son “malos” en sus
comportamientos. “Así, utilizan un número de castigos y reprobaciones mayor que en otros
casos lo cual conlleva tensión emocional en los niños, ansiedad en los padres,
y la posible generación de un importante déficit de autoestima en el niño
precisamente por ese exceso de control disciplinario que quieren imponer, ya
que el niño verá que haga lo que haga siempre obtendrá el mismo resultado: el
castigo. Es importante formar a los padres mediante cursillos, charlas o
programas educativos en el conocimiento y manejo de lo que sus hijos están
experimentando, así como recibir para ellos mismos entrenamiento en habilidades
y relajación que les permitan sobrellevar mejor el problema”.
Tratamiento
El tratamiento depende de cada caso
individual. El tratamiento farmacológico más utilizado son los estimulantes,
que sirven para ayudar a que el niño pueda concentrarse mejor, y los sedantes
en el caso de que el niño muestre rasgos psicóticos. El tratamiento psicoterapéutico
está destinado a mejorar el ambiente familiar y escolar, favoreciendo una mejor
integración del niño a la vez, que se le aplican técnicas de modificación de
conducta.
El tratamiento cognitivo se basa en el planteamiento de la realización
de tareas, donde el niño aprende a planificar sus actos y mejora su lenguaje
interno. A partir de los 7 años, el lenguaje interno asume un papel de
autorregulación, que estos niños no tienen tan desarrollado. Para la
realización de cualquier tarea se le enseña a valorar primero todas las
posibilidades de la misma, a concentrarse y a comprobar los resultados
parciales y globales una vez finalizada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario